La historia del
béisbol contada por los estadios
Por: Miguel Ernesto Gómez Masjuán
http://columnadeportiva.wordpress.com Durante más de 130 años decenas de estadios a lo largo de todo el país han sido testigos del desarrollo alcanzado por el principal pasatiempo en Cuba. Muchos de ellos existen únicamente en los libros de crónicas o en el imaginario popular; pero sus nombres han quedado guardados y hoy son parte indispensable de una pasión surgida en las décadas finales del siglo XIX y que llega hasta nuestros días convertida en parte de la cultura cubana. Desde el Palmar de Junco hasta el más pequeño estadio de un municipio, cada uno tiene una larga historia por contar, algunos, lógicamente, más que otros. Cualquier narración sobre el béisbol cubano queda incompleta si en ella no aparecen las anécdotas, personajes, venturas y desventuras por las que han atravesado los estadios cubanos desde que el 27 de diciembre de 1874 se jugó el primer juego oficial, al menos el primero registrado por la prensa. Ese domingo se reunieron en el Palmar de Junco, del barrio de Pueblo Nuevo en Matanzas, las selecciones del Habana Baseball Club y los locales. En realidad el Palmar de Junco no era como ni mucho menos un estadio parecido a los que tenemos hoy o incluso a los que existieron a principios del siglo XX. Tampoco tenía palmas, sino que era un terreno llano y despejado, de acuerdo con la descripción brindada por Wenceslao Gálvez en su libro "Historia del béisbol cubano". El partido entre habaneros y matanceros se fue de un solo lado y tuvo que ser detenido después de las cinco de la tarde porque la oscuridad impedía a los bateadores observar la pelota. Más allá de la paliza habanera de 51 corridas contra 9, lo más importante de aquel día es que inmortalizó al Palmar de Junco como el premier de los estadios en Cuba. En 1940 en los terrenos donde estuvo el Palmar original se construyó un nuevo estadio que todavía existe, aunque lamentablemente no en las mejores condiciones. La primera edición de la Liga profesional en Cuba se efectuó en 1878 y el Palmar fue uno de los tres estadios que sirvió de sede al evento. Los otros: el Almendares Park, donde jugaba de local el Almendares Baseball Club y el del Vedado, hogar del Habana. El primer Almendares Park estaba situado cerca de la Quinta de los Molinos, en una propiedad comprada por los hermanos Carlos y Teodoro Zaldo, ambos fundadores del club Almendares. Este estadio fue diseñado y construido por el ingeniero Nicolás Navarrete, de acuerdo con lo expuesto por Roberto González Echavarría en su libro "La gloria de Cuba". Por más de tres décadas el Almendares Park fue la sede principal de la Liga profesional cubana. En ese terreno jugaron las principales estrellas del béisbol nacional como Martin Dihigo, Adolfo Luque, José de la Caridad Méndez, Silvio García y también el estadio fue testigo del inicio de las llamadas "temporadas americanas". En estas series de partidos entre selecciones cubanas y de las Grandes Ligas participaron los mejores peloteros cubanos, en su mayoría de color negro, y lograron derrotar en múltiples ocasiones a excelentes equipos de las Mayores; pero ni Méndez, ni Silvio García, por solo citar dos ejemplos, pudieron firmar un contrato porque existía la barrera racial que impidió, por más de cincuenta años, la presencia de atletas negros en equipos de Grandes Ligas. El apoyo de la afición hacia el béisbol fue creciendo con el paso del tiempo y ya el viejo Almendares Park resultaba pequeño para la cantidad de personas interesadas en presenciar los partidos. Por eso el empresario Abel Linares decidió construir un nuevo estadio. A finales de 1916 se inició el proceso y terminó un año después. La situación económica del país era muy favorable: se vivía el tiempo de las "vacas gordas" porque el precio del azúcar estaba por los cielos en un mercado afectado por el desarrollo de la primera Guerra Mundial. En ese contexto histórico emergió el nuevo Almendares Park, ubicado muy cerca del otro, a solo unas pocas cuadras, al final de calle Pozos Dulces. Hoy el terreno donde antes estuvo el estadio está ocupado por la Terminal de Ómnibus nacionales. La temporada de 1915-16 se jugó en el estadio Oriental Park de Marianao, mientras se construía el nuevo Almendares Park. Sin embargo, la vida del flamante estadio no estaba destinada a durar mucho tiempo. En octubre de 1926 un enorme ciclón azotó a La Habana y causó no pocas muertes, así como la destrucción de miles de inmuebles. Entre los más dañados estuvo el Almendares Park. Poco después se reconstruyó, pero nunca más fue el mismo. Por el Almendares Park también desfilaron múltiples estrellas del béisbol, como Babe Ruth quien vino a La Habana en 1920 como parte de los Gigantes de Nueva York y aquí, aunque no brilló como se esperaba, sí atrajo a decenas de miles de fanáticos a las gradas del Almendares Park. La decadencia del disminuido estadio dejó la escena lista para que otro grande, La Tropical, ocupara el espacio vacante de su antecesor. En 1930 Julio Blanco Herrera, propietario de la fábrica de hielo La Tropical, productora de la cerveza del mismo nombre, construyó en Marianao un estadio que fue utilizado como la principal instalación de la segunda edición de los Juegos Centroamericanos, celebrados en La Habana. Blanco, un empresario muy hábil, puso a disposición de los dueños de equipos su nuevo estadio y la Liga profesional convirtió a La Tropical en su sede permanente. Desde 1931 hasta 1946, sin dudas una etapa de gloria del béisbol cubano, La Tropical fue testigo de varias hazañas, sobre todo relacionadas con la pelota amateur. Entre 1939 y 1943 se efectuaron allí las Series Mundiales Amateur donde Cuba demostró su gran potencia y alcanzó cuatro títulos de cinco posibles. Los cubanos solo cedieron en la versión de 1941 en aquel recordado partido cuando el venezolano Daniel "Chino" Canónico venció a Conrado Marrero y contra todos los pronósticos le dio el título mundial a su equipo. Un año después Marrero se desquitó del revés de octubre de 1941; sin embargo, en la memoria histórica de los fanáticos está la inolvidable derrota ante Venezuela. Al igual que el Almendares Park, La Tropical tampoco tuvo mucha suerte con el béisbol profesional y fue víctima, en 1946, de las ambiciones de un grupo de empresarios, liderados por Roberto "Bobby" Maduro quienes decidieron construir un moderno estadio, similar a los existentes en las Grandes Ligas. En la barriada del Cerro se levantó la instalación que sería el centro de una gran disputa que dividió al béisbol cubano por un largo tiempo. Maduro y Miguel Suárez, junto a un pequeño grupo de inversores, pusieron el dinero para la construcción del Gran Stadium del Cerro. Hacia allí se mudó la Liga profesional; pero como era de esperarse, Julio Blanco no quiso perder con tanta facilidad el negocio del béisbol y creó un nuevo tipo de torneo, llamado Liga de la Federación y después Liga Nacional. La disputa entre ambas Ligas se extendió por varios años y diversos factores influyeron en el desarrollo del conflicto, entre ellos el nuevo acuerdo de la Liga con en el béisbol organizado norteamericano y también la pugna entre la Liga mexicana y las Grandes Ligas que involucró a decenas de peloteros y directores cubanos. Finalmente, el Gran Stadium del Cerro se mantuvo como sede de la Liga profesional y en 1949, 1952 y 1957 acogió a la Serie del Caribe. Hasta 1961 el Almendares, Habana, Marianao y Cienfuegos jugaron en el Cerro; pero el fin del profesionalismo en el deporte cubano marcó el final de la Liga. En enero de 1962 nació la Serie Nacional de béisbol, el principal torneo que se celebra en Cuba y que ya sobrepasa las 45 ediciones. El Gran Stadium del Cerro se convirtió, en 1960, en el actual "Latinoamericano" y pasó a ser un estadio circular a partir de 1971, gracias a los esfuerzos constructivos de miles de cubanos que aportaron su sudor en la remodelación. El "Latinoamericano" ha presenciado escenas inolvidables como los triunfos de la selección cubana en los Mundiales de 1984 y 2003, en las Copas Intercontinentales de 1979, 1987, 1995 y 2002 y ¿cómo olvidar aquel jonrón de Agustín Marquetti que le dio el triunfo a Industriales en la Serie Nacional de 1986? Han pasado los años, las décadas, y el "Latinoamericano" sigue allí, en su lugar original. Él es el continuador del Palmar de Junco, del Almendares Park y también de La Tropical. En él se resume la historia centenaria del béisbol cubano.
Frase de la semana: "El deporte delega en el cuerpo algunas de las virtudes más fuertes del alma: la energía, la audacia, la paciencia." Jean Hippolyte Giradoux Publicado por la gentileza de: Habana Radio |